El gobierno de México, bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum, quien asume como la primera mujer presidenta del país, enfrentará retos significativos en diversos sectores, incluyendo el de la salud. Entre las principales promesas de su administración se destaca la ampliación del acceso a servicios médicos y el fortalecimiento de la infraestructura sanitaria para garantizar una atención de calidad a toda la población, sin importar su condición económica.

Uno de los pilares del nuevo gobierno será la consolidación del programa IMSS-Bienestar, el cual ha sido diseñado para brindar atención médica gratuita a millones de personas que no cuentan con seguridad social. Este esfuerzo forma parte de una estrategia más amplia, que incluye la reestructuración de los sistemas estatales de salud para ofrecer una cobertura uniforme en todo el país. En esta nueva etapa, la meta es integrar completamente a las entidades federativas en un sistema único que ofrezca servicios de salud de forma equitativa.

Desde la puesta en marcha de este plan, se ha avanzado en la rehabilitación de centros de salud, así como en la transferencia de personal e infraestructura estatal al nuevo modelo, con el fin de mejorar la calidad de la atención. Sin embargo, uno de los desafíos más grandes será mantener la inversión necesaria para asegurar la sostenibilidad de esta transformación.

La reconfiguración del sistema de salud busca, además, disminuir las desigualdades históricas en el acceso a los servicios médicos en México. Bajo esta nueva estructura, la Secretaría de Salud asumirá un rol más centrado en la regulación y prevención, mientras que entidades como el IMSS-Bienestar e ISSSTE se encargarán de prestar los servicios.

La administración de Sheinbaum tiene como objetivo reducir los gastos catastróficos y mejorar los indicadores de salud pública mediante la unificación del sistema de atención, que pretende cubrir a todas las personas, sin importar su ubicación geográfica o condición laboral.